El Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional Atenea analizó la cantidad de feriados y días de vacaciones que gozan los trabajadores en la Argentina y el impacto que tiene en la productividad laboral.

En el marco de la reciente publicación por parte del Poder Ejecutivo Nacional del decreto de necesidad y urgencia que modifica la reglamentación del esquema de feriados nacionales, se ha puesto en discusión los beneficios en torno a la cantidad de días no laborables para los trabajadores argentinos y la verdadera influencia en el rendimiento productivo.

El proyecto en cuestión, elimina los dos feriados creados en 2010 con fines turísticos denominados “puentes” y traslada a los lunes aquellos feriados nacionales considerados “móviles”. En este contexto, los especialistas de Atenea consideran fundamental repasar algunos datos sobre los días de descanso que tienen los trabajadores en la Argentina en relación a otros países del mundo y región.

En lo formal, las políticas vacacionales o de descanso pueden ser promovidas con el otorgamiento de licencias ordinarias, que podríamos denominar “directas”, o bien de forma “indirecta” con la inclusión de feriados en el dictado del calendario anual del país. Respecto a las ordinarias, el régimen general de licencias conforme a la Ley de Contrato de Trabajo es el que establece el piso general de los derechos de los trabajadores.

En el país se instauró un régimen de licencias progresivo, con un mínimo de 14 días corridos cuando la antigüedad es menor a 5 años, que va aumentando a 21, 28 y 35 días en tanto la relación laboral sea mayor a 5, 10, o 20 años respectivamente. Atenea destaca que en los países denominados desarrollados, y en algunos países vecinos como Brasil y Uruguay, no existe este sistema progresivo y las vacaciones no se encuentran “atadas” significativamente a la antigüedad.

Argentina se encuentra muy por debajo del promedio de países considerados desarrollados como Francia (30 días), Gran Bretaña (28), Italia (26), Alemania (24), España (22) e incluso de países de América Latina, donde el esquema local está por detrás de Brasil (26) y Uruguay (20), ubicado sólo por encima de Ecuador (11), México (6 días laborales) y Perú (12)[1].

Sumando los feriados al análisis, la situación se modifica, ya que en 2016 con un total de 17 feriados, Argentina llegó a los 31 días no laborables. En este sentido, el informe considera que, tomando como referencia varios países del mundo, esa suma de compensa los escasos días de licencia por vacaciones que gozan los trabajadores en el país. No obstante y a pesar del incremento, Argentina sigue por detrás de Francia (41 días), Italia (38), Gran Bretaña (36) y Brasil (35).

Según Atenea estos datos dejan en evidencia que un mayor descanso de los trabajadores no implica un menor grado de productividad y desarrollo económico. Algunos de los países con más desarrollo económico del mundo como lo son Francia o Gran Bretaña cuentan con una gran cantidad de días no laborables y Brasil, la economía más grande de América Latina, es la nación que más días de descanso otorga con 35 jornadas entre vacaciones y feriados.

Como toda política elegida en materia de licencias vacacionales, el esquema argentino cuenta con ventajas y desventajas. Una política de Estado posible para mejorar el régimen de licencias de los trabajadores puede orientarse a otorgar mayores licencias de forma “directa”, es decir, ampliando los días de vacaciones otorgados por ley, reduciendo la cantidad de feriados. De esta forma se atendería por un lado el reclamo de los empleadores quienes podrían programar con anterioridad un esquema de trabajo acorde a las ausencias y disminuir los costos que provoca mantener la empresa abierta durante un feriado, y por el otro se permitiría a los trabajadores disponer libremente de sus días de descanso.

Ahora bien, Atenea entiende que el sistema indirecto de compensación a través de feriados, y la inclusión de feriados “puente” soluciona parcialmente los problemas de operatividad, fraccionando las vacaciones en diferentes períodos del año, pero por sobre todo beneficiando a una serie de economías regionales dedicadas principalmente al turismo.

Dado que la industria del turismo viene disminuyendo su actividad desde enero debido a la retracción económica que sufre el país (pérdida de empleo, pérdida de poder adquisitivo, caída del consumo, etc.), un cambio en la política de feriados nacionales podría afectar aún más al sector. Según la última Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH), el 79,2% de los viajeros hospedados eran residentes. Esta caída en la actividad también se ve reflejada en algunos indicadores que publicó el Indec recientemente: la cantidad de pernoctaciones y viajeros hospedados en el período interanual enero/octubre de 2015-2016 cayó un 3,1%.

A su vez, la participación en el PBI de hoteles y hospedajes temporarios cayó un 2,4% comparando el último trimestre del 2016 con la misma etapa del año 2015.

Atenea concluye que la reciente modificación en el régimen de feriados, eliminando los “puente” y manteniendo el sistema de licencias “directas”, posiciona a Argentina como uno de los países que menos cantidad de días de descanso otorga a los trabajadores. Al mismo tiempo la medida afecta directamente a uno de los motores de la economía nacional como es el turismo interno.

 

[1] Fuente: Banco Mundial: http://www.doingbusiness.org/data/exploretopics/labor-market-regulation#rigidityHours

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